Bienvenidos

Esto no es nada más que un pequeño afan por dejar volar mi imaginación y volver a crear un mundo diferente e inexistente. De esos que sólo leemos sobre ellos pero que cautivan y sumergen como si creyéramos que la puerta a ese lugar está en algún lugar, invisible ante ojos ignorantes.
Yo soy soñadora y me gusta esto pero sé salir de mis sueños y palpar la Realidad cuando es debido.
Así pues, sean bienvenidos.

jueves, 21 de agosto de 2008

1# Impulsos.

Y le abracé. Aún no sé porque, pero lo hice. No hacía ni diez minutos que le conocía. Le rodeé la cintura por la espalda, quise sentir el tejido de su ropa e intentar oprimirle hasta que sus huesos me lo impidieran. Ni siquiera se inmutó. Se quedó ahí, de pie, sin moverse. Por aquel entonces aún no sabía que era un abrazo ni qué significaba. No; sí que lo sabía pero no lo apreciaba. Fui su mejor maestra, sin duda.


Separó lentamente sus brazos de su cuerpo inerte y rozó mis manos. Estaba totalmente helado… Acariciaba mis manos suavemente, como si nunca antes hubiera tocado a nadie que no fuera uno de ellos. No éramos tan distintos; al fin y al cabo él tan solo vivía eternamente mientras yo envejecía con el tiempo. Perdí el juicio. Mientras nos eternizábamos en pequeños instantes de atracción mutua, inquietudes dormidas despertaron. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Era yo o era él? No sabía la respuesta pero sí que no quería soltarle. No quería apartar su cuerpo del mío. Deseaba seguir escuchando su respiración y, de haber tenido, los latidos de su corazón.

Entonces supe que quería quedarme con él; descubrir lo que podía enseñarme y hacer lo mismo por él. Supongo que lo que realmente pretendía era enseñarle a amarme y no a amar. Lo quería para mí y él siempre me quiso para él. No lo dijo; no hasta el último momento, pero fue lo único que exteriorizó por si solo por decirlo de algún modo. Digamos que le enseñé a ser un poco más humano de lo que en su día pudo ser.

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